Lo que realmente es el fascismo y cómo enfrentarlo
Nuestra propuesta para la lucha antifascista. Por: Alejandro Gil
Caracas,
abril 2013. Prensa Antifascista.- Como consecuencia de los sucesos de
desestabilización que paralizaron el país durante una semana, se ha
desatado una masificada campaña de acusaciones mutuas de fascismo entre
representantes y seguidores del gobierno bolivariano por un lado y la
derecha rancia golpista por el otro. Nosotros como jóvenes
antifascistas, debemos tener claro contra qué luchamos para no
desorientarnos en la gran cantidad de conceptos que tienen los actores
políticos respecto del fascismo.
Para comenzar, debemos conocer las diferencias entre burguesía y
fascismo. El fascismo surge de la burguesía, se alimenta y depende de
ella totalmente, sin embargo, no son una y la misma cosa, no debemos
identificarlos plenamente.
El sistema político burgués, a diferencia del fascismo, permite una
democracia relativa y unas libertades mínimas de organización, de
expresión, de protesta, etc., esos niveles de libertad en la democracia
burguesa varían dependiendo si se trata de un gobierno de extrema
derecha o de izquierda. Por ejemplo, en Venezuela, donde hay un gobierno
de izquierda, las libertades son amplias y permiten la organización a
gran escala de los sectores populares sin mayores obstáculos y sin
represión por parte del Estado burgués.
En otros casos como España, México o Colombia, el Estado burgués está
manejado por la derecha y la extrema derecha. En esos países, las
libertades populares son escasas y la situación de derechos humanos es
lamentable (en el caso de Colombia, espeluznante).
Ahora bien, calificar de fascismo el sistema de esos países no es
correcto, incluso es totalmente irresponsable para un revolucionario que
conoce la política y sabe identificar al enemigo. Lo que si comenzamos a
notar es que a medida que los gobiernos se deslizan a la derecha,
presentan y aplican elementos y políticas de fascismo más denotados y
evidentes, acciones que son características del fascismo.
El fascismo existe de una manera bien particular y con métodos propios.
Para comprender como es el fascismo, es necesario dar un paseo por las
experiencias históricas, no pretendemos dar un detallado análisis y
pedimos disculpas de antemano por las lagunas que puedan quedar para lo
que recomendamos la profundización y el debate.
Un repaso breve sobre la historia del fascismo
Mussolini y Hitler |
La crisis provocada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918), afectó a
Italia de una manera particularmente aguda. La burguesía de ese país,
arruinada y desmoralizada por la guerra veía como culpable de todos sus
males a los países extranjeros; los jóvenes, aupados por los partidos de
extrema derecha desbordaban un patriotismo enfermizo y levantaban los
ideales de una Italia majestuosa que aplastara a sus rivales que la
habían hundido en la guerra.
La desmoralización, la ruina y el sentimiento de odio hacia los otros
países por parte de la burguesía y pequeña burguesía italiana, fueron
canalizados por Benito Mussolini, quien se convirtió rápidamente en el
líder de esa "nueva doctrina" que se denominaría en lo adelante "El
fascio" o fascismo.
Mussolini organizó a grupos nacionalistas llamados los Camisas Negras,
quienes se encargaron de crear las condiciones para que el fascismo
capturara el Poder en ese país, y en efecto lo lograron en 1922; Italia
se convirtió en el primer país fascista del mundo, los seguirían Hungría
y más adelante la Alemania Nazi entre otros.
En Alemania, las condiciones fueron un tanto similares a las de Italia.
Alemania cargó con todas las culpas de la Primera Guerra Mundial y los
aliados se afincaron con particular saña contra ellos. El tratado de
Versalles que ponía fin a la Guerra, fue acompañado de una serie de
sanciones económicas a Berlín que llenaron de miseria a todo el pueblo.
De manera parecida a Italia, todo ese sentimiento de odio hacia lo
extranjero y particularmente a los judíos y a los comunistas, fue
canalizado por un joven llamado Adolfo Hitler y su partido Nazi quienes
también se apoyaron en la juventud, de donde sacaron sus grupos llamados
"SS". Luego de Alemania, el fascismo se extendió a varios países que
sufrían calamidades económicas derivadas de la crisis de 1928 entre los
que podemos nombrar a Bulgaria, Japón, España después de la guerra
civil, etc.
El fascismo gobernante en varios países de Europa, condujo a la
humanidad a la II Guerra Mundial, donde esclavizaron, asesinaron y
arrasaron naciones enteras. La maquinaria bélica nazifascista de
Alemania conocida como la wehrmacht, obtuvo su potencial militar y
económico con la ayuda de los monopolios capitalistas y de los Estados
burgueses.
Conocidas empresas y magnates norteamericanos como Henri Ford,
Rockefeller o la familia Dupont por nombrar algunos, fueron firmes
partidarios del nazismo y entregaron cuantiosas ayudas económicas para
la creación del ejército fascista alemán. Desde el Hierro, aluminio y
petróleo hasta la tela para los uniformes nazis fueron patrocinados por
Estados Unidos y sus aliados, incluso Hugo Boss fue el diseñador de esos
uniformes del ejército de Hitler. El ejército alemán era la fuerza de
choque del imperialismo para destruir a la Unión Soviética y asegurar la
continuidad del dominio capitalista sobre los pueblos.
Sin embargo, el pueblo y el poderoso ejército rojo de la Urss lograron
frenar a la bestia fascista, rechazarlos y perseguirlos hasta su
madriguera en Berlín, donde el 9 de mayo de 1945 izaron la bandera
comunista. (Semanas después el ejército de Estados Unidos se atribuiría
la victoria sobre los nazis).
Lo que queda claro es que a pesar que la Unión Soviética arrasó al
fascismo en el siglo XX, las condiciones sociales y económicas (crisis
general del capitalismo y decadencia del sistema político burgués) se
han mantenido e incluso agudizado en nuestros días, la ideología
fascista cobra cuerpo en numerosas organizaciones y partidos de extrema
derecha y es un enemigo real y latente que debe ser aplastado por los
pueblos. El poeta comunista alemán Bertolt Brech decía de forma irónica
pero con una exacta claridad que: "...aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al Bastardo (a Hitler), la Puta que lo parió está caliente de nuevo", refiriéndose al peligro del renacer del fascismo.
En América Latina se vivieron dictaduras de las cuales no todas pueden
ser catalogadas enteramente de sistemas fascistas. A pesar de ello, han
tenido bastantes similitudes a los sistemas europeos como el peronismo
de Argentina, Pinochet recientemente en Chile o Pérez Jiménez en
Venezuela, tomamos estos tres ejemplos como referencia, pero hay muchas
más.
¿Cómo surge y cómo funciona el fascismo?
Neonazis de Amanecer Dorado en Grecia |
El fascismo como todos los fenómenos sociales, no surge de la nada, sino
que por el contrario, tiene un origen y unas condiciones que fermentan
su nacimiento. El fascismo es un derivado del capitalismo en su etapa de
crisis general, es decir, es una rama de la burguesía más reaccionaria y
radical.
Según I. T. Frolova, el fascismo es la "dictadura terrorista abierta
de los elementos más reaccionarios y chauvinistas del capital
financiero... El fascismo encabeza las fuerzas del anticomunismo y
dirige su principal golpe contra los partidos comunistas y obreros y
otras organizaciones progresistas".
Debido a la crisis capitalista y sus consecuencias (desempleo, miseria,
desigualdad, inseguridad, etc.), la burguesía pierde terreno en la arena
política, sus partidos "democráticos" son rechazados por las masas y
vistos como los culpables de la crisis, como en efecto lo son. A esas
alturas, la burguesía tiene grandes dificultades a la hora de controlar
el poder por medio de elecciones y de la democracia burguesa, la
capacidad de organización y lucha de las masas populares crece de manera
rápida y se crean las llamadas situaciones revolucionarias (cuando los
de arriba no pueden y los de abajo no quieren seguir viviendo como
antes) y los intereses de dominación económica de la burguesía son
seriamente amenazados por las mayorías empobrecidas que buscan dar un
giro y dominar el poder, expropiando a las minorías explotadoras.
Enver Hoxha apuntaba que "la descomposición del imperialismo se ve
claramente también en la intensificación y la profundización de la
reacción en todos los terrenos, y particularmente en el político y
social. La práctica demuestra que, cuando la burguesía monopolista ve que se agudiza la lucha de clases, arroja lejos las máscaras,
negando a las masas trabajadoras incluso los escasos derechos que
habían obtenido a precio de sangre. Una prueba de ellos son los
regímenes y las dictaduras fascistas implantadas en muchos países del
mundo".
Cuando llega esa situación revolucionaria, la burguesía no tiene
capacidad de respuesta para frenar a las masas a través de los métodos
tradicionales enmarcados en la legalidad burguesa. Por eso, como medida
extrema de frenar el empuje popular, la burguesía recurre al fascismo y
su dictadura abierta que suprime las escasas libertades y desata un ajuste
de cuentas terrorista contra la clase obrera y los elementos más
avanzados de la sociedad que luchan por superar el dominio capitalista.
No es casual que los gobiernos burgueses de Italia y Alemania abrieran
las puertas al fascismo en el momento que la clase obrera y su partido
comunista amenazaba con tomar el poder en Italia; y en Alemania se
vivían momentos agudos en la lucha de clases que dejaron experiencias
como la República Soviética de Baviera.
En Hungría las masas explotadas tomaron el Poder y se proclamó la
República Soviética en 1919, como respuesta, la burguesía desató a los
fascistas para que derrocaran el gobierno popular e instauraran el
régimen Horthysta de corte fascista. Lo mismo podemos decir de ejemplos
como Chile, donde el gobierno popular de Allende fue derrocado de manera
violenta y se instauró el fascismo acaudillado por Pinochet. En España,
la II República de corte popular fue derrocada por los nacionalistas
liderados por Francisco Franco e instauraron uno de los gobiernos
fascistas más bestiales de Europa.
Todos los casos de fascismo que sometamos a estudio tienen el mismo
antecedente, a saber descomposición del sistema democrático burgués por
la crisis, acción de las masas para acabar con el dominio de la
burguesía e instaurar el socialismo y como consecuencia, respuesta de la
burguesía a través del fascismo para sostener sus intereses económicos y
políticos a sangre y fuego.
De todo esto podemos deducir con certeza que el fascismo es descendiente
directo de la burguesía, los gobiernos fascistas son en esencia el
capitalismo puro, sin aditamentos, allí los métodos de explotación son
elevados a la enésima potencia por los banqueros e industriales y las
ganancias de las clases dominantes son fabulosas, puesto que los
derechos laborales de los trabajadores están prohibidos. En muchos casos
se implanta el esclavismo para que los capitalistas puedan obtener el
100% de la plusvalía de los trabajadores.
El gran pensador búlgaro Jorge Dimitrov decía a propósito: “la
burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para
llevar a cabo medidas excepcionales de expoliación contra los
trabajadores (…) e impedir por medio de todo esto, la revolución.”
El aspecto en cuestión que es clave para entender este fenómeno, es el que hemos demostrado con estas líneas: el carácter de clase del fascismo. No tenemos dudas pues, a que clase social pertenece y defiende el fascismo. “El
fascismo en el poder… es la dictadura terrorista descarada de los
elementos más reaccionarios, más chauvinistas y más imperialistas del
capital financiero.”
La lucha antifascista debe apuntar siempre al blanco principal: el capitalismo.
“¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?”
“Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse
contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una
parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.”
Bertolt Brech.
La cuestión de la relación entre el fascismo y la burguesía no es tan
sencilla y mecánica como parece, incluso, en muchos países ambos han
sido “enemigos” y los partidos burgueses y los partidos fascistas
mantienen una enconada lucha por el poder. En América Latina, las
organizaciones fascistas reprochan a los partidos burgueses de serviles
ante otros países y el no aplicar mano dura contra la creciente
influencia de la izquierda. Sin embargo, estas diferencias son
superficiales por más crudas que aparenten ser a primera vista.
Esto se explica porque el fascismo se aprovecha del sentimiento
nacional, del patriotismo, se presenta como el salvador y el único capaz
de resolver las penurias de las masas como la crisis, el desempleo o la
delincuencia, todo ello para calar en las masas y ganar adeptos. Se le
hace necesario por entero “atacar” a los culpables de las penurias para
oponerse a ellos y declararse de manera demagógica como los salvadores
de la patria y, al mismo tiempo, luchan rabiosamente contra el comunismo
con la excusa de preservar la “unidad nacional” y evitar la división
social.
Esta demagogia no tiene como trasfondo otra cosa que evitar la revolución y lavar la cara a los poderosos capitalistas, porque “el
fascismo labora al servicio de los intereses de los imperialistas más
agresivos, pero ante las masas se presenta bajo la máscara de defensor
de la nación ultrajada y apela al sentimiento nacional herido, como hizo
por ejemplo, el fascismo alemán que arrastró consigo a las masas
pequeñoburguesas…”; “El fascismo aspira a la más desenfrenada
explotación de las masas, pero se acerca a ellas con una demagogia
anticapitalista bastante hábil…”
En nuestro país, la oposición política al proceso revolucionario y su
miasma de partidos, se corren cada vez más a la derecha y como
consecuencia lógica, aparecen en ella elementos de fascismo muy claros
que amenazan con eliminar (si llegan al poder) las libertades
democráticas conquistadas en los últimos años por los trabajadores. Al
mismo tiempo, presentan un discurso demagógico y una careta de izquierda
y progresista para atraerse a los sectores de las clases bajas más
desprevenidos, quienes atormentados por la inseguridad y la
delincuencia, creen en la propuesta de la extrema derecha.
Esta forma de actuar no es casual, ya Dimitrov lo advertía en 1935: “¿De
dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas? El fascismo
logra atraerse a las masas, porque apela en forma demagógica a sus
necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no solo azuza los
prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también
con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de la
justicia, y a veces incluso con sus tradiciones revolucionarias. ¿Por
qué los fascistas alemanes, esos lacayos de la gran burguesía y enemigos
mortales del socialismo se hacen pasar ante las masas como
“socialistas”, y presentan su subida al poder como una “revolución”?
Porque se esfuerzan en explotar la fe en la revolución, la atracción del
socialismo que vive en el corazón de las amplias masas trabajadoras de
Alemania.”
Los elementos de fascismo que se presentan cada vez más evidentes en los
partidos políticos de la burguesía venezolana (producto de su
descomposición progresiva) hacen que su táctica política sea similar a
la utilizada por los nazis alemanes para ganarse las simpatías de los
trabajadores y el pueblo. La adopción discursiva de las luchas de la
izquierda, la utilización del discurso del Comandante Chávez y la
utilización de propaganda con elementos patentados por el gobierno para
pasar de contrabando el odio al socialismo y el desprecio a los sectores
populares, nos deben hacer reflexionar sobre un posible gobierno de la
derecha ¿Se mantendría como gobierno democrático o por el contrario,
abriría las puertas a la dictadura fascista?
Frente esta terrible coyuntura, los revolucionarios no debemos
sentarnos a esperar, sino que debemos trabajar de forma decidida en los
aspectos prácticos y teóricos.
En la práctica, debe acelerarse la formación de los frentes populares,
frente de la juventud, en fin, la unificación de todos aquellos
elementos que luchan por la libertad y la democracia, por el trabajo en
conjunto de todas las organizaciones políticas, culturales, de artistas,
educativas, mujeres, ecologistas, etc., que ven al fascismo como
enemigo.
En la labor teórica, existe una gran debilidad. El Estado, a pesar de
las grandes inversiones no ha logrado dar en el punto clave para
impartir formación política a las masas. Los líderes comunitarios y
populares hacen trabajo “a ciegas” y carecen de elementos científicos de
la política revolucionaria para comprender las diversas coyunturas que
se han venido presentando y someterlas a un análisis teórico que les
permita superarlas. Al carecer de esa formación teórica, son fácilmente
manipulados por los órganos de propaganda de la burguesía y las campañas
mediáticas de la derecha. El discurso confuso de “izquierda” que usa la
oposición y que promete “mejorar las misiones” suena cautivador y
termina por cambiarlos de bando político.
Esta es la amenaza más grande que se le plantea al proceso
revolucionario en estos momentos. Las causas están sin dudas en la
actitud sectaria de algunos dirigentes que ocupan puestos claves de
dirección regional o estadal en el Psuv, quienes en su miopía política
orientan sus líneas en contra de los deseos y aspiraciones del 90% de la
militancia del Partido Socialista, deseos de las bases psuvistas que no
son otros que el más sincero compromiso de unidad de los
revolucionarios sin importar la militancia.
Esta preocupante realidad ha llevado a que no exista una poderosa
escuela de formación política de la revolución, que prepare los cuadros y
los someta al más profundo programa de estudio político y a la vez,
esos cuadros lleven el conocimiento a las masas trabajadoras.
Para dar respuesta a esta peligrosa coyuntura, jóvenes de casi una
veintena de organizaciones, partidos, colectivos y movimientos de
izquierda, hemos estado promoviendo el frente popular de la juventud por
medio de la Corriente de Jóvenes Antifascistas y Antiimperialistas
(CJAA) y los Campamentos Antifascistas de la Juventud desde el año 2010,
en los cuales se han unido compañeros de todo el país para la lucha
contra el enemigo común: el fascismo y el imperialismo.
El objetivo de la CJAA como propuesta va más allá de la labor
organizativa y la fusiona con la preparación teórica y formativa de la
juventud. Nuestra propuesta de lucha antifascista concibe el estudio
como punto de partida para la lucha revolucionaria, conocer a fondo el
fascismo y analizar las condiciones que afectan a la juventud como
sector, como son el desempleo, el medio ambiente, la educación, la
cultura, etc., entendiendo que para acabar con el fascismo, es necesario
acabar con el capitalismo que lo origina.
Dejamos pues, abierto el debate acerca del fenómeno del fascismo y
proponemos la argumentación científica del mismo, llamamos a no caer en
las “modas” de denominar como fascismo a todo aquello que no nos agrada,
y a apegarnos a los análisis de quienes han profundizado en el estudio
del mismo en medio de las luchas de clases de la humanidad desde el
pasado siglo XX hasta ahora, proponemos el estudio de Jorge Dimitrov,
Enver Hoxha, Kurt Gossweiler, Julius Fucik, y de todos aquellos que se
enfrentaron al fascismo y lo derrotaron, aprendamos a vencer.
Fuentes:
-"La ofensiva del fascismo y las tareas de la internacional comunista
en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo". Jorge
Dimitrov, 1935.
-"Clase obrera y fascismo". Kurt Gossweiler.
-"El imperialismo y la revolución". Enver Hoxha.
-"La lucha del pueblo búlgaro contra el fascismo". Sofia Press.
-"El XXX aniversario de la victoria sobre el fascismo". Todor Yikov.
-"Diccionario de Filosofía". I. T. Frolova.
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